180 años a su servicio
Polícía Local
Ronda
Anécdotas
Esta
nueva
sección
está
dedicada
a
reflejar
las
anécdotas
que
nos
han
parecido
más
interesantes
relacionadas
con
las
intervenciones
que
hacen
los policías a diario. En breve irán apareciendo muchas de ellas, ya que las estamos redactando.
Bebé en el maletero
Móvil al volante
El tren increíble
Susto en la Jefatura
Sorpresa en alemán
Nuestro Paquito
Bebé en el maletero
Mes
de
Julio,
turno
de
tarde,
cae
el
sol
con
todas
sus
fuerzas
y
el
vehículo
policial
sin
aire
acondicionado,
parece
un
horno.
Sobre
las
16:00
horas
nos
comunica
nuestra
central
que
en
el
cruce
de
la
calle
Sevilla
con
Mariano
Soubirón
hay
un
vehículo
estacionado
a
pleno
sol
y
dentro
de
su
maletero
salen
los
lamentos
de
un
bebé.
Inmediatamente
y
con
las
señales
de
urgencia,
nos
dirigimos
al
lugar
pensando
que
si
es
verdad
el
comunicado, con el vehículo estacionado al sol el bebe poco puede aguantar.
A
nuestra
llegada
al
lugar,
un
grupo
de
personas
rodean
un
vehículo
y
al
vernos
con
gestos
de
impaciencia
y
de
alarma
nos
indican
que
hay
un
bebé
dentro
del
maletero,
que
actuemos,
que
hagamos
algo.
Un
poco
acelerados
por
lo
que
podía
ser
y
por
la
presión
de
la
gente,
intentamos
confirmar
lo
que
parecía
evidente.
Y
efectivamente
de
dentro
del
capo
del
vehículo
se
oía
claramente
el
llanto
de
un
niño.
Sin
pensar
siquiera
en
localizar
el
propietario
del
vehículo,
con
la
llave
de
cambiar
las
ruedas
del
patrullero,
lo
forzamos
ansiosos
por
sacar
al
niño.
Pero
no,
no
había
un
niño,
había
un
chivo,
un
cabrito.
¡Que
alivio!,
cualquiera
lo
hubiera
dicho
después
de
oír
sus
lamentos.
Y
el
vehículo,
un
Talbot
Horizont,
el
del
carnicero
de
un
carnicería
muy
próxima,
sita
en
la
calle
Sevilla,
que
alarmado
por
tanto
jaleo
se
personó
en
el
lugar
encontrándose
con
su
vehículo forzado.
Una
vez
explicado
lo
sucedido
y
no
sin
advertirle
que
no
era
muy
justo
tener
a
un
animal
a
pleno
sol
y
sin
ventilación
dentro
de
un
maletero,
el
carnicero
comprendió
nuestra
actuación,
se
disculpó
por
tener
el
animal
de
semejante
manera,
alegando
que
había
sido
solo
para
un
momento,
y
no pidió que se le arreglase el maletero.
M.C. Ronda.-
Móvil al volante
En
cierta
ocasión
nos
encontrábamos
un
compañero
y
yo
realizando
un
control
preventivo
de
alcoholemia,
prestando
especial
atención
al
uso
del teléfono móvil por los conductores, en atención a la campaña que a tal efecto se estaba realizando.
Pues
bien,
en
un
momento
dado,
observo
que
mi
compañero
“salta”
rápidamente
a
la
calzada
y
procede
a
dar
el
alto
con
las
señales
pertinentes,
a
un
vehículo
que
se
aproximaba
a
nosotros.
Presto
atención
al
vehículo,
hago
lo
mismo
con
mi
compañero
y
no
acabo
de
entender
el
porqué de su conducta.
- ¿Qué haces? Le pregunto.
-
Voy
a
denunciarlo
porque
viene
hablando
con
el
teléfono
móvil-
,
me
contesta.
Mi
reacción
ante
su
respuesta
fue
una
sonora
carcajada,
que
aumentó
aún
más
al
observar
su
cara
de
sorpresa
por
mi
reacción.
El
vehículo
aminora
la
marcha
y
se
detiene
en
el
lugar
que
se
le
indica
y
mi
compañero, ávido de denunciar al presunto infractor, le solicita la documentación
- Que estás metiendo la pata, Paco -, exclamé entre risas. ¿No te has dado cuenta todavía?
-
Pues
no,
no
se
había
dado
cuenta.
El
vehículo
era
inglés,
con
el
volante
en
el
lado
derecho
y
la
persona
que
venía
hablando
con
el
móvil
no
era su conductor, sino su acompañante.
Todavía nos reímos, casi a diario, en la Jefatura al recordar el incidente, y es que los Policías también somos humanos.
El tren increíble
Pocos
meses
después
del
desgraciado
atentado
de
Madrid,
en
la
“Ciudad
Soñada.”
Una
noche
a
las
seis
de
la
mañana
suena
el
teléfono
(
092),
como
siempre
contesto
“Policía
Local…,
dígame”;
al
otro
lado
del
hilo
“
Oiga
por
favor,
que
venga
la
pareja
que
el
tren
se
ha
parado
en
seco a la altura de mi vivienda , en el Olivar de las Mojas bloque 4, 2º piso y se ha roto la ventana”.
“Bien - le contesto - ¿el tren sigue parado en el lugar? “ .
“Si, si está aquí junto al bloque”.
“ No se preocupe que ahora mismo pasan los compañeros a ver que ha ocurrido”
Aclaro
que
se
trata
de
una
calle
que
trascurre
paralela
a
las
vías
del
tren.
En
la
sala
de
Jefatura
se
encontraban
los
compañeros
de
patrulla
cada
uno
con
una
tarea
diferente
y
el
Oficial
de
Servicio.
A
esas
horas
después
de
veinte
años
juntitos
no
tenemos
muchos
formulismos,
así
que
me vuelvo sentada en mi silla y me dirijo a todos en general incluido el señor Oficial.“
“
Oye
en
el
Olivar
de
las
monjas
a
la
altura
del
bloque
nº
4
se
ha
parado
el
tren
en
seco
y
se
ha
roto
una
ventana,
pasaros
a
ver
como
ha
sido
eso.”
El
señor
Oficial
fue
el
primero
en
contestar
“Anda
ya
María…
¿
cómo
se
va
ha
romper
un
cristal
porque
el
tren
ha
frenado,
estás
muy
cansada
a
estas
horas.”
Los
demás
compañeros
hasta
cuatro
en
total
no
dejaron
de
hacer
bromas
en
el
mismo
sentido
hasta
que
me
cansé
de
escuchar
y
con
un
poco
de
mal
genio
dada
la
hora
que
era
y
que
no
se
ponían
en
marcha
les
dije:
“
¿¡Queréis
comprobar
de
una
vez
que
ha
ocurrido!? quizás ha saltado una piedra o alguien ha intentado boicotear las vías o quien sabe.”
Se
ponen
todos
en
marcha
ya
no
dejando
de
replicar.
Cinco
minutos
después
se
recibe
llamada
por
la
emisora
de
la
radio
que
por
suerte
esa
noche funcionaba bastante bien.
“Central..
comunica
con
Renfe
y
ponle
al
tanto
de
la
llamada
según
parece
ha
saltado
algún
objeto
desde
la
vía
y
si
no
ves
la
ventana
no
te
lo
crees,
hemos
encontrado
en
el
dormitorio
de
uno
de
los
hijos
de
esta
pareja
que
por
suerte
no
estaba
un
trozo
de
metal
que
si
lo
pilla
no
lo
cuenta”
“ No me digas y te tengo que creer?” De forma que de inmediato aviso a Renfe.
Después
de
la
inspección
ocular
resulta
que
no
eran
boicoteadores
poniendo
piedras
en
los
raíles
sino
que
una
pieza
de
la
máquina
del
tren
se
había desprendido, causa por la que el tren se paró en seco y se había estrellado contra la ventana del asustado ciudadano.-
M.C. Ronda.-
Susto en la Jefatura
Nuestra
Jefatura
está
situada
en
un
Ayuntamiento
bastante
antiguo,
en
el
que
antiguamente
se
ubicó
un
Cuartel
de
Milicias.
En
el
sótano
se
encuentra
el
depósito
municipal
carcelario
en
la
actualidad
y
los
polis
nuevos
escuchábamos
algunas
historias
que
contaban
los
veteranos
sobre
ruidos
extraños
y
fenómenos
extraños.
Era
el
mes
de
Enero
del
año
90,
hacía
un
frió
que
calaba
los
huesos;
en
la
Plaza
delante
de
Jefatura
los
árboles
silbaban
al
son
del
aire.
A
las
cinco
de
la
mañana,
después
de
tomar
un
café,
salimos
a
dar
una
ronda
por
la
ciudad
a
ver
quien
tenía
valor
de
andar
por
ahí.
Me
había
fijado
que
mi
compañero
estaba
liando
algo
en
una
pata
de
la
silla
que
había
junto
al
teléfono.
Salimos
los
dos
y
nos
subimos
en
el
coche.
A
la
hora
mas
o
menos
me
dice:
”
vamos
a
volver
un
momento
al
Ayuntamiento”.
Una
vez
en
la
Plaza
éste
apaga
el
motor
y
las
luces
del
coche
antes
de
llegar,
se
baja
y
me
dice
“
No
cierres
la
puerta
del
coche
ni
hagas
ruido”,
se
acerca
a
la
puerta
de
entrada
y
coge
algo
del
suelo,
tira
suavemente
para
terminar
la
maniobra
en
un
tirón.
Dentro
oímos
un
golpe
y
a
continuación
una
serie
de
palabras
que
no
podíamos
entender.
De
pronto
se
abre
la
puerta
de
la
calle
y
vemos
al
compañero
que
se
había
quedado
en
el
teléfono
“blanco
como
la
pared”
y
con
los
pocos
pelos
que
le
quedaban
en
la
calva
de
punta,
salir
a
todo
prisa
hacia
nosotros
a
causa
del
gran
susto
que
le
dimos
al pobre. Se partía de risa y yo la verdad no sabía que hacer; si reír o llorar, porque si me lo hacen a mi no se si hubiese sobrevivido.
Ahora
comprendía
que
este
bromista
había
atado
la
silla
que
estaba
junto
a
la
que
ocupaba
mi
compañero
con
una
tanza,
dejando
la
otra
punta de esta en la puerta de entrada. A nuestra vuelta podría tirar de la misma y volcar la silla sin ser visto.
En recuerdo a Luis por los momentos vividos juntos.
M.C. Ronda.-
Sorpresa en alemán
Trabajo
desde
hace
veinticinco
años
en
la
Policía
Local
de
una
ciudad
que
tiene
una
gran
afluencia
turística.
Claro,
algunos
todavía
creen
que
aquí la “poli” no es como en su país…, total… y si te multan pues le regateas y pagas la mitad, como si de un Mercadillo se tratara.
Bueno,
pues
como
en
todas
las
ciudades
inglesas,
francesas
o
alemanas
se
denuncia,
se
retira
con
la
grúa
y
se
actúa
contra
los
malos
hábitos
de
los
ciudadanos
(
según
ellos)
aunque
sea
turistas.
Resulta
que
el
compañero
que
estaba
de
servicio
de
grúa
le
había
retirado
el
coche
a
unos
extranjeros,
los
cinco
se
encontraban
en
el
Depósito
bastante
enfadados
y
con
una
retahíla
que
nadie
entendía,
por
lo
que
desde
la
Central
se
requiere
a
la
unidad
del
coche
patrulla
para
personarse
en
el
lugar
y
tranquilizar
a
estos
y
solucionar
el
problema
que
pudiesen
tener.
Junto
con
mi
compañera,
me
pongo
en
marcha
a
las
cuatro
de
la
tarde
con
el
calor
que
hacía,
40
Grados
a
la
sombra,
a
ver
que
me
encuentro
y
yo
pensando
para
mí:
“como
se
pongan
tontos
a
ver
qué
hago”,
esta
no
se
como
va
a
reaccionar.
Llegamos
al
lugar
de
destino
nos
bajamos
del
coche
con
mil
esfuerzos
pues
costaba
trabajo
respirar.
Los
extranjeros
estaban
con
las
camisas
quitadas
y
bastante
alterados.
Saludamos
según
costumbre
y
preguntamos
en
español
qué
problema
tenían,
todos
comenzaron
hablar
a
la
vez
sin
que
nadie
les
pudiese
parar.
Yo
no
entendía
nada,
miré
de
reojo
a
mi
compañera
y
observé
que
arrugaba
un
poco
la
frente
y
se
le
ponía
cara
de
pocos
amigos
aunque
tenía
una
sonrisa
un
poco
rara
como
de
niña
pilla.
De
pronto
la
oigo
de
comenzar
hablar
en
un
idioma
que
desconozco,
pero
para
mi
sorpresa,
los
extranjeros
parece
que
sí
la
entendían,
se
les
puso
una
cara
que
todavía
me
acuerdo
y
me
da
risa.
Desde
luego,
al
parecer,
ella
fue
bastante
clara
pues
sacaron
el
dinero
pagaron
la
retirada
de
la
grúa
y
se
marcharon
del
lugar
sin
"decir
ni
mu".
Cuando
nos
marchamos
del
lugar
le
pregunté
a
mi
compañera
qué
les
había
dicho
y
me
contesta
que
estaba
cansada
de
ver
como
los
extranjeros
ponían
a
sus
respectivos
países
por
las
nubes
con
el
respeto
al
turista
y
cuando
le
parecía
que
había
oído
bastantes
insultos
soportables
les
explicó
en
su
idioma
que
se
lo
podían
contar
a
otra
persona
pero
no
a una que había vivido en su país durante ocho años. En fin, creo que fue bastante convincente.-
M.O.B.
Nuestro Paquito
En
una
de
las
últimas
promociones,
para
diversión
de
todos,
aprobó
las
oposiciones
Paco,
el
superagente
anecdótico.
Al
pobre
le
pasa
de
todo;
cuando él está en el turno y nos reunimos para pasar lista es como un teatro.
“ ¿ Paco que te paso ayer con la del coche que iba hablando por teléfono ? “
“Na yo no tengo la culpa que los coches ingleses lleven el volante en la derecha ”.
Todos se parten de risa.
“ Pero Paco si hace dos días querías denunciar a una guitarra que portaba uno a la espalda porque no llevaba casco ”.
Se vuelve a oír carcajadas que seguro que llegan a la calle.
“ Paco y la otra noche que te encontraste en el rellano de las escaleras “ ?
“
Ja,
Ja
ya
sé
lo
que
os
pasa:
tenéis
envidia
porque
la
chica
salió
cuando
llegué
yo,
y
cuando
me
vio
cambió
su
actitud
mostrándose
sexy,
ustedes es que no tenéis clase ”, y se pasea por la sala con aire de “dandy”.
“
Paquito´…
y
el
control
de
alcoholemia
como
fue
“?
,
“
Calla
calla
,
le
doy
el
alto
a
un
conductor
con
un
Citröen
Dyane
6,
buenas
noches
caballero
estamos
realizando
un
control
de
alcoholemia,
sería
usted
tan
amable
de
apagar
el
motor
y
mostrarme
la
documentación
.?
El
buen
hombre
se
baja
del
coche
y
procede
a
levantar
el
capó
del
motor.
Miro
a
mi
compañeros
preguntándonos
qué
es
lo
que
ha
entendido
el
hombre,
nos
acercamos
y
le
preguntamos
“
Que
le
ocurre
“?.
“Pero
bueno
no
me
ha
dicho
usted
que
le
enseñe
el
motor
a
ver
en
que
quedamos”?.
Seguidamente
una
vez
que
procedemos
a
la
realización
de
la
prueba
le
explicamos
que
tiene
que
soplar
y
nos
pregunta
“
Para
donde soplo para dentro o para fuera”?.
El
Oficial
se
las
ve
y
se
las
desea
para
hacer
callar
las
risas
y
pasar
lista
y
cada
vez
que
llega
él
hay
alguna
anécdota
nueva
que
contar;
cuando
no le “caen las cosas” solas las busca él mismo y tiene un repertorio como para escribir un libro él solito.
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